William Blake (1757-1827)

El pasado domingo 9 de Septiembre, fui a ver la exposición de William Blake sin saber exactamente con qué tipo de cuadros me iba a encontrar ya que hasta entonces, el pintor británico era un artista completamente desconocido para mí. No sabía cómo serían sus obras, ni qué pretendía transmitir con ellas, pero nada más ver el primer cuadro, sentí que el autor mostraba una clara búsqueda de la libertad. Leí el breve texto de la pared de la primera sala, en que se nos introducía mínimamente la vida de Blake para situarme un poco y así poder entender mejor lo que él quería mostrar en sus obras.

He de decir, que me sorprendió gratamente la forma en que estaban hechos sus cuadros y en algunos, la facilidad con que se podían percibir las emociones. La mayoría de los personajes de cada obra mostraban unos rostros muy expresivos que dejaban ver tristeza y sufrimiento. Algunos personajes presentaban cadenas en alguna parte de su cuerpo, como en el tobillo, lo que daba a entender que Blake pretendía así, mostrar el sometimiento y en cierto modo “esclavitud” a la que estaban sometidos por aquel entonces. Además, predominaba una amplia gama de colores oscuros que se mezclaban unos con otros (dando una sensación de angustia al verse la imagen al completo), y a los que de vez en cuando resaltaba el rojo de las llamas y el blanco de la piel o la vestimenta de los hombres y mujeres.

En muchos de los cuadros se hacía alusión pasajes de la biblia, como la crucifixión de Jesús, la traición de Judas o el juicio de Dios a Adán tras probar la fruta prohibida. En ellos, también se representaba esa tristeza presente en muchas obras. En algunas, incluso Dios o Satán estaban representados sobre un fondo que parecían ser llamas; aparecían con un mayor tamaño frente a otros personajes, como Adán cuando lo juzgó Dios, que permanece cabizbajo y transmite una situación de gran arrepentimiento.

Sin embargo, una de las cosas más interesantes de la exposición, es aquella sala dedicada a la “Historia de Job”, con la cual, Blake se sentía identificado. Eran cuadros pequeños, relativamente simples ya que estaban en blanco y negro (a diferencia del resto de la exposición). Pero lo que más me llamó la atención de esta parte de la exposición, fue que dichos cuadros contenían pequeñas frases o textos que los narraban, y eso es algo que hasta ahora, no había apreciado en ningún otro cuadro.

La experiencia fue bastante agradable, dedicando el tiempo necesario a cada obra y fijándome en los posibles detalles que pudiera haber, intentando entender lo que se representa o el porqué de esa obra es todo un mundo en el que sumergirse, ya que cada cuadro, tiene una historia detrás. Una vez finalizada la exposición, resumiría todas las impresiones que esos cuadros me dieron en un profundo sufrimiento, tristeza y cierto derrotismo que quedan perfectamente reflejados en cada una de las obras.

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